Problema japonés (medio) solucionado

Si hace unas semanas escribía un post sobre mis problemas con la comida japonesa, hoy vengo a decir que he encontrado una solución parcial al asunto en cuestión.

Después de una facilísima búsqueda en Google (poner "mejor ramen en Madrid") y varias recomendaciones de personas con buen paladar, fui a probar el que se califica como tal, Ramen Kagura.

Un local de comida japonesa lleno hasta los topes de japoneses tenía que ser un buen indicador. 


La comida estaba muy buena, con 3 tipos de ramen de diferentes tamaños y salsas a elegir, así como varios suplementos. Numerosos entrantes y ensaladas para acompañar al ramen que también  estaban muy ricos (comimos gyozas y arroz). No probamos los postres aunque tenían las especialidades típicas como helado de té verde.

De las cosas más curiosas que encontré fue el mantel que te ponen con las instrucciones para comer ramen al más  puro estilo japonés y la posibilidad de pedir un babero para no marcharnos. 

Así que muy buena experiencia en general, a la que solo le puedo poner un pero, y es que no es el ramen Ichiran de Japón.

Mi guía particular de Madrid: Malasaña (Parte II)

Hace un tiempo publiqué un post sobre los lugares que me gustan de Malasaña y siguiendo esa nueva serie de post, he pensado que no podía dejar de nombrar uno de mis imprescindibles. 

80 grados es un sitio con encanto. Con paredes decoradas con juegos como el pac-man, con un cuadro en el cuarto de baño de Mafalda, con sillas modernas y camareros encantadores.  


La carta es una auténtica novedad, la definición de un gastrobar en toda regla. Platos pequeños, para probar un poco de todo y para compartir con el resto de comensales. 

Entre mis básicos, el huevo trufado, la hamburguesa o el bocadillo de calamares reinventado y de postre la leche con galletas, así, como suena. Pero eso sí, acompañadlo todo de un distinto de verano.


Pd. Más Malasaña aquí

Soy feliz si...

... me pongo a tejer un día cualquiera.


Mi problema con la comida japonesa

Nunca imaginé que titularía así una entrada del blog, pero ahora tengo la necesidad de contar "en voz alta" lo que me está pasando con este tipo de cocina.



Siempre he sido de probar cosas distintas, nuevos restaurantes, sabores diferentes y mezclas inimaginables. He ido a mexicanos, japoneses, chinos, iranís, indios... vamos, que en la variedad está el gusto es una de mis máximas.



Pero claro, lo que aquí conocemos por "comida típica x" (siendo x cualquier país que se os ocurra) no siempre tiene que ver con lo que realmente se come en dicho país. Y a eso me quiero referir aquí precisamente. 

He estado varias semanas de vacaciones en Japón, un viaje maravilloso lleno de anécdotas y experiencias increibles. Un viaje para recordar toda la vida con una cultura totalmente distinta de la nuestra y una gastronomía fascinante. 




Entonces, ¿qué ha pasado? Pues que una vez que lo pruebas, es díficil recuperarlo. Al volver a comer comida japonesa la sensación ha sido de tristeza. Tristeza por no recuperar esos sabores. Tristeza por no encontrar la variedad que probamos allí. 




Tristeza porque no hay más que sushis y noodles. Tristeza porque mis restaurantes favoritos ya no lo son (excluyamos el restaurante Miyama de esta afirmación). 


Así que comienza mi búsqueda de nuevos lugares, restaurantes diferentes donde poder encontrar aquel tonkatsu crujiente, un ramen picante y sabroso, carne de kobe de verdad.



¿Sugerencias?

Obsesión Deco

Ultimamente tengo una obsesión, eso sí, totalmente confesable. Desde que me cambié de casa y tengo mi propio hogar, no he parado de buscar muebles, visitar miles de tiendas, ir los domingos al rastro, y todo en busca de esas piezas únicas que me llamen la atención. 

Entre todas ellas, que son muchas, Zara Home me vuelve loca. Sus objetos de decoración siempre me llaman la atención por lo coloridos, por lo diferentes, por lo novedoso. 

Ayer estuve por allí y arrasé con un perchero, un espejo y accesorios para el baño. A cada cuál más bonito.

Las líneas son muy puras, el blanco es el color principal y, a partir de ahí, la gama cromática se dispara para conseguir habitaciones como estas:


Muero por un salón así, con tanta luz, con esa lámpara y ese sofá... (soñar es gratis).


Y ¿a quién no le apetecería desayunar en esta mesa al aire libre?


Todas las fotos son del último editorial de Zara Home. 

¿Qué os parece?