Existe lana muy fina, fina, media, gruesa y muy gruesa. Es así de sencillo. La idea es escoger el tipo de lana en función e lo que vayamos a tejer y aplicando un poco la lógica.
Quiero decir, que si vamos a hacer una prenda para un bebé, será mejor utilizar lana fina o ligera, mientras que si vamos a tejernos una bufanda super calentita para el invierno utilizaremos la gruesa o la muy gruesa. Como veis, todo lógico.
Lo importante es que os guste. Eso sí, cuidado al comprar los ovillos, preferible que sobre y no que falte (luego si no hay problemas para que sean todos iguales de la misma tintada).
¡Ya solo queda practicar mucho! Con la cantidad de proyectos que se pueden hacer.
¿A quien no le apetece empezar?
I.
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